Real Monasterio Santo Tomás

EL MONASTERIO Y SU HISTORIA

El 26 de Octubre de 1479, Hernán Núñez de Arnalte ( su esposa, Doña María Dávila; él tesorero y secretario de los Reyes Católicos, entarmbos ayos del Príncipe Don Juan) otorga ante el escribano Diego de Vitoria un poder escrito para que, no pudiendo él a causa de la grave enfermedad que le llevaría a sepulcro, redactaran su testamento y últimas voluntades su esposa y el P. Tomás de Torquemada (  futuro Grande Inquisidor) , testamento que, efectivamente, sería otorgado por los albaceas designados al año siguiente, 1480.
La presencia de Torquemada en esta operación jurídica se explica fácilmente. Entre Arnalte y los dominicos del Convento de Santa Cruz de Segovia se habían  ya establecido previos contactos para la fundación de un nuevo convento en Ávila. Había, naturalmente, que elegir los terrenos, determinar las características del nuevo convento, calcular los gastos de que Arnalte iba al encuentro, etc. El P. Torquemada era el delegado del convento segoviano para todas estas incumbencias que debían encontrarse, al momento de ser delegado «testamentador por procura» , en los primeros pasos prácticos.

El hecho es que en el testamento efectivamente otorgado por Doña María y Fray Tomás de Torquemada se ponían las bases de la fundación; se especificaba el deseo de la fundación del convento, su advocación y titulación a Santo Tomás de Aquino, la segunda gloria de la Orden tras el fundador, Santo Domingo de Guzmán; las cantidades destinadas a la obra de la Iglesia y dependencias monacales, etc. No se trataba seguramente del grandioso conjunto de estructuras que hoy vemos, sino de un complejo más modesto, pero de aspecto hoy día inimaginable, pues la intervención sucesiva de los Reyes Católicos cambiaría radicalmente aspecto, monumentalidad y desarrollo del conjunto en un proyecto unitario que iba a contemplar, incluso, una residencia real aneja.

El proyecto de Arnalte, más modesto, debió ir adelante por varios años, comenzando por la parte más occidental de las residencias de los frailes en torno al actual Claustro del Noviciado, donde predominan formas sencillas, en buena parte de manpuesto y ladrillo, de tipo mudéjar en ventanas y puertas. No es posible, en este conjunto, adivinar una traza de iglesia: este organismo, el más importante, probablemente no llegó a iniciarse siquiera, tras la intervención, en los planos originales, de los Reyes Católicos.

Esta intervención es seguramente temprana, y bastaría el hastial occidental de la grande Iglesia a demostrarlo. Ni el grande, monumental escudo en caliza ( a propósito, ¿ a qué se espera para su consolidación y restauración, ya urgente hace treinta años ?), ni los emblemas del yugo ( Y-sabel) y las flechas ( F-ernando) de la unificación de las coronas españolas, que campean en los grandes machones de cobijo y refuerzo de fachada, parecen superar la data 1485-88. Faltan, al menos, cuatro años a la conquista de Granada ( y en el escudo, efectivamente el símbolo de la granada no existe) . El uso del águila de San Juan, nimbada, a alas expandidas, que cobija el escudo, es una iniciativa de Isabel que se remonta a los años 1470 finales.

Es, por tanto, razonable pensar que la iniciativa de los Reyes Católicos en Santo Tomás no supere el año 1485 y que, tal vez, se anticipe. Que coincida con la definitiva legalización del testamento Arnalde-Dávila-Torquemada, realizada el 25 de Julio del 85, es la cosa más probable, y que los Reyes hayan sido requeridos como promotores por los propios albaceas, incapaces ( la una como mujer en edad avanzada y de grandes compromisos; el otro, en cuanto llamado a sus encargos de mayor responsabilidad, como la dirección del Santo Oficio) de afrontar con rapidez y eficacia las voluntades últimas de Hernán Núñez.

El solar había sido adquirido ya tres años atrás y se había colocado la primera piedra.

Tan sólo el solar (del canónigo Fernán González) ; había costado 228.000 maravedises, mientras que, por lo que sabemos, la inversión de Arnalte para su inicial proyecto no hubiera podido cubrir casi nada de lo que veremos luego realizado. Pero la intervención real había de diseñar un un panorama nuevo.

Emilio Rodríguez Almeida


MUSEO DE ARTE ORIENTAL

El Real Monasterio de Santo Tomás alberga en su tercer claustro, antiguo Palacio de Verano de los Reyes Católicos, un museo de arte oriental. Abierto por primera vez en 1964, este museo se ha transformado con el tiempo, y hoy le componen once salas totalmente reformadas. La presencia de estas obras procedentes de Japón, Vietnam, Filipinas y China, nunca habría sido posible en Ávila, sin la devoción de los misioneros dominicos que las han reunido, adquiriéndolas en Oriente, en Madrid y en el Portugal.
Hoy en día, sólo existen dos museos de arte oriental en toda España: este y el museo de los PP. Agustinos en Valladolid.